El origen y el uso de algunos vocablos españoles
proceden de la lengua árabe, aunque hay que aclarar que los préstamos lingüísticos se producen a partir del
dialecto andalusí, no del árabe clásico.
La lengua árabe es una lengua riquísima, de mucha
plasticidad y con un vocabulario extensísimo. Cada palabra tiene un significado
concreto y también un significado abstracto, por lo que su traducción e
interpretación pueden ser amplísimas. Por otro lado, el árabe es una lengua casi
casi matemática: de una raíz generalmente triconsonántica se derivan verbos,
sustantivos, adjetivos… Por ejemplo, los gentilicios terminan siempre en
“i”, y no hay posibilidad de error
al construirlos, no como en español donde vallisoletano
tiene algo que ver con murciano y soriano pero nada
que ver con madrileño, conquense y mucho menos con
salmantino.
El árabe aportó a nuestro idioma alrededor de
cuatro mil vocablos. No obstante, hay muchas palabras que fueron “dobladas”
porque ya teníamos un término procedente del latín. Así, existe la palabra de
origen latino oliva y también aceituna que viene del árabe. (No
deja de ser curioso que sea precisamente en Andalucía donde más se utilice el vocablo latino para referirse al
fruto del olivo.)
Es indudable que la lengua árabe nos aportó un
montón de términos agrícolas como algodón, alcachofa, alubias, azúcar, azafrán;
palabras para la arquitectura y la construcción, alfeizar, albañil, azulejo,
tabique; para las instituciones, alcalde, alguacil…y muchos más términos. Otros
términos árabes cayeron en desuso y así dejó de usarse la hermosa palabra alfayate
para referirse al sastre. Me gusta
recordar que el puente de Alcántara quiere decir “el
puente del puente” y jabalí,
“montañés”, de la raíz “gabal”, que significa monte. Más curiosa aún resulta la transformación de la palabra baladí,
algo para nosotros de poco valor y aprecio y que viene de la raíz árabe “balad”
que significa país, nación, por lo que algo que se consigue
en tierra propia no tiene el mismo valor que lo que se tiene que traer de muy
lejos.
Las lenguas están vivas y en continua
transformación. Aún seguimos introduciendo en el español neologismos y calcos
de otras lenguas como radar, modem o spot pero me darán la razón si les digo
que son mucho más bonitas las contribuciones como, azahar, azucena y
retama. Por lo menos son mucho más aromáticas.
Publicado por: R. G.