miércoles, 12 de diciembre de 2012

ALGUNAS DE NUESTRAS MÁS BELLAS PALABRAS PROCEDEN DEL ÁRABE





El origen y el uso de algunos vocablos españoles proceden de la lengua árabe, aunque hay que aclarar que los préstamos lingüísticos se producen a partir del dialecto andalusí, no del árabe clásico.

La lengua árabe es una lengua riquísima, de mucha plasticidad y con un vocabulario extensísimo. Cada palabra tiene un significado concreto y también un significado abstracto, por lo que su traducción e interpretación pueden ser amplísimas. Por otro lado, el árabe es una lengua casi casi matemática: de una raíz generalmente triconsonántica se derivan verbos, sustantivos, adjetivos… Por ejemplo, los gentilicios terminan siempre en “i”,  y no hay posibilidad de error al construirlos, no como en español donde vallisoletano tiene algo que ver con  murciano y  soriano pero nada que ver con madrileño, conquense  y mucho menos con  salmantino. 

El árabe aportó a nuestro idioma alrededor de cuatro mil vocablos. No obstante, hay muchas palabras que fueron “dobladas” porque ya teníamos un término procedente del latín. Así, existe la palabra de origen latino oliva y también aceituna que viene del árabe. (No deja de ser curioso que sea precisamente en Andalucía donde más se utilice  el vocablo latino para referirse al fruto del olivo.)

Es indudable que la lengua árabe nos aportó un montón de términos agrícolas como algodón, alcachofa, alubias, azúcar, azafrán; palabras para la arquitectura y la construcción, alfeizar, albañil, azulejo, tabique; para las instituciones, alcalde, alguacil…y muchos más términos. Otros términos árabes cayeron en desuso y así dejó de usarse la hermosa palabra alfayate para referirse al sastre. Me gusta recordar  que el puente de Alcántara quiere decir “el puente del puente” y jabalí, “montañés”, de la raíz “gabal”, que significa monte. Más curiosa aún resulta la transformación de la palabra baladí, algo para nosotros de poco valor y aprecio y que viene de la raíz árabe “balad” que significa país, nación, por lo que algo que se consigue en tierra propia no tiene el mismo valor que lo que se tiene que traer de muy lejos.

Las lenguas están vivas y en continua transformación. Aún seguimos introduciendo en el español neologismos y calcos de otras lenguas como radar, modem o spot pero me darán la razón si les digo que son mucho más bonitas las contribuciones como, azahar, azucena y retama. Por lo menos son mucho más aromáticas.

Publicado por: R. G.
 

viernes, 23 de noviembre de 2012

EL IMPERATIVO PLURAL: ¡Acercaos y mirad esto! ¡Leedlo! (correcto) ¡Acercaros y mirar esto! ¡Leerlo! (incorrecto)


No se suelen cometer errores en la formación del imperativo singular (ven, mira, come, canta, acércate). Sin embargo, los errores sí suelen surgir a la hora de ordenar algo a varias personas, a vosotros. Con estos breves apuntes intentaremos aclarar las confusiones que pueden aparecer.

1. Cada vez es más común, aunque incorrecto, el empleo de la forma de infinitivo para referirse al imperativo plural:

-       *¡Venir por aquí!
-       *¡Leer esto!
-       *¡Firmar aquí!
Todas estas construcciones gramaticales son incorrectas.  El imperativo plural (cuando nos referimos a vosotros) se forma con la mera raíz verbal del infinitivo + -ad, -ed, -id:

-       ¡Venid por aquí!
-       ¡Leed esto!
-       ¡Firmad aquí!

2. Otro rasgo diferencial del imperativo respecto a las demás formas gramaticales consiste en añadir como enclíticos los referentes pronominales átonos. A la forma del imperativo plural anterior (formada con d y no con r), se añade: -lo, -la, -le, -los, -las, - les o –me, -nos, -os:

- Comprad la revista:
• Compradla (correcto)
*Comprarla (incorrecto)

-  Leed los artículos:
• Leedlos (correcto)
• * Leerlos (incorrecto)

- Llevadme, llevadnos (correcto)

- *Llevarme, *llevarnos (incorrecto)

            3. Cuando se agrega al plural del imperativo el referente átono os, la -d final del verbo desaparece (se exceptúa el imperativo del verbo ir, el cual mantiene la –d: idos de aquí):

            - Alegrad esas caras:
• Alegraos (correcto)
  *Alegraros (incorrecto)

            - Imaginad cómo fue:
                        • Imaginaos (correcto)
                        *Imaginaros (incorrecto)

Este último error es el más común de todos y se debe a que la forma del infinitivo + pronombre -os no es incorrecta si se emplea en otros contextos. Podemos decir me encantaría veros mañana o ¿podemos regalaros dinero?  o quiero daros/entregaros esto en señal de agradecimiento pero en estos casos no se trata del imperativo plural. Por ello, cuando escribimos confiando en que las nuevas tecnologías corrijan nuestros errores, esto último no sucede ya que la palabra en sí no es incorrecta pero sí lo puede ser si se emplea como imperativo.






lunes, 12 de noviembre de 2012

El origen del entusiasmo


La etimología de las palabras nos revela aspectos fascinantes de su significado. 

Hoy conoceremos el origen del sustantivo entusiasmo en este breve apunte.

En el diccionario de la RAE comprobamos que proviene del latín tardío enthusiasmus y asimismo éste  del griego ἐνθουσιασμός. Si desgranamos un poco más, encontramos la preposición en y el sustantivo theós (dios).  Una traducción directa sería en Dios. Atendiendo a la literatura de la época, entusiasmo se refiere al sentimiento de posesión divina o rapto divino. El término entusiasmo designa un sentimiento propio de los poetas de la Grecia Clásica a quienes se consideraba poseídos por los dioses (o las musas). Su labor creadora producía estados de entrega completa a su obra,  un olvido total de sí mismos. Por lo tanto, se les consideraba entusiasmados, es decir, poseídos por los dioses.  Sobra recordar que en la Grecia Clásica el concepto dios no estaba limitado a un solo ente, sino que  tenía un significado más amplio, equivalente a lo enérgico o lo poderoso. Por lo tanto, el entusiasmo producía el don de la creación, la entrega absoluta. 

Esta acepción sigue manteniéndose en la actualidad, como vemos en las dos últimas entradas de la RAE. 

Entusiasmo: 

1. m. Exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive.
2. m. Adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño.
3. m. Furor o arrobamiento de las sibilas al dar sus oráculos.
4. m. Inspiración divina de los profetas.
5. m. Inspiración fogosa y arrebatada del escritor o del artista, y especialmente del poeta o del orador.

Así que ya saben  lectores, a entusiasmarnos. 



Fuentes: 

- Pabón S. de Urbina, J.M. (2004), Diccionario Manuel Griego Clásico-Español (18.a edición)
Editorial Vox.
- Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Consultado en http://www.rae.es/rae.html

Autora: G.A. 


miércoles, 17 de octubre de 2012

TRADUCIR LA LENGUA ÁRABE: DIFICULTADES TÉCNICAS



[La traducción…] consiste en leer la frase y entenderla.
A continuación se trasvasa a otra frase,  tanto si las palabras son equivalentes como si no.
Hunayn ibn Ishâq


Traducir es comunicar y, por lo tanto, un acto cultural necesario para el entendimiento y la concordia entre los pueblos.

Cada comunidad y cada sociedad se definen por su cultura y quedan grabados en la historia por sus hechos y por su literatura, por lo que, la traducción literaria, permite reflexionar sobre la lengua y sobre dicha cultura.

Traducir la lengua árabe y la lengua española, a parte de los problemas estilísticos, tiene unas dificultades técnicas añadidas por tratarse de lenguas de distintas familias iniciales como son las lenguas semíticas y las indoeuropeas.

Algunos de estos inconvenientes son[1]:

- La lengua árabe conserva un carácter sintético, es decir, no precisa de morfemas independientes, preposiciones o conjunciones para expresar las relaciones sintácticas.  Se sirve, pues, de la simple flexión de sus semantemas morfológicos, caso y flexión verbal.

- El castellano es una lengua analítica y es necesario indicar con morfemas independientes las funciones sintácticas. Este problema no plantea inconvenientes graves en la traducción del árabe al castellano pero si en la traducción inversa donde el hispanohablante se siente inclinado a poner preposiciones indicativas de los complementos directos e indirectos.

- El verbo árabe puede tener una extensión preposicional extraña en castellano, es decir, algunos verbos transitivos en castellano rigen un complemento directo, mientras que el verbo en árabe tiene un complemento preposicional.

- El verbo árabe, como en todas las lenguas semíticas, no tiene “tiempo” sino “aspecto”, el perfectivo corresponde a la acción acabada y el imperfectivo corresponde a la acción inacabada. Por regla general, en la traducción se asimila la acción acabada o perfectivo al pasado y la inacabada al presente y futuro, pero no se corresponde a la exacta noción temporal que matiza el español y otras lenguas románicas.

 - La lengua árabe utiliza para matizar todos estos modos y tiempos morfemas independientes como partículas temporales y verbos modificadores.

- En la lengua árabe hay poca subordinación o hipotaxis entre las oraciones que van coordinadas y rara vez subordinadas, unidas por la conjunción copulativa, wa, es decir, “y”. Esta coordinación resulta intraducible en español, a menos que por razones de estilo se quiera reflejar la polisíndeton “y…y…y” como en el castellano medieval y su “et…et…et”.

- Otra de las soluciones para traducir el árabe clásico al castellano es el uso del gerundio, inexistente en árabe, en vez de traducir dos verbos simultáneos: “Se fue y caminó”, por “Se fue caminando”, especialmente con la wa- de simultaneidad. El árabe contemporáneo tiende a sustituir la coordinación por la yuxtaposición.

- Otra problemática del verbo árabe es el orden sintáctico dentro de la frase. Verbo-Sujeto-Complementos, mientras que el español es Sujeto-Verbo-Complementos. El problema radica en que el verbo árabe, cuando no ha aparecido el sujeto, no concuerda con el mismo ni en número, ni en género. Es decir, el verbo siempre aparece en tercera persona masculina y singular, sea el sujeto formalmente femenino o plural.

- En el árabe no existe formalmente una voz pasiva, sino una voz cuyo sujeto es desconocido o se elude.

- El artículo árabe es siempre invariable respecto al género y al número, y no existe un artículo indeterminado y  sí existen oraciones copulativas sin verbo.

Todos estos fenómenos hacen que sea imposible una traducción literal, es decir, servil.


La traducción ha de enfrentarse también al problema del léxico árabe, pues las palabras árabes son muy polisémicas, y en su mayoría esconden un término concreto y otro abstracto. Corresponde al traductor la elección del término dentro del contexto. Además el léxico árabe es inmenso, como corresponde a una civilización tan extensa en el tiempo y en el espacio.


La traducción se convierte de esta manera en un nuevo arte, necesitado de un oficio y una técnica propia


Publicado por: Reyes de Gregorio

[1] Rubiera Mata, M.J., “Introducción general a la lengua árabe y a su traducción al castellano”. Traducir del árabe. Pág. 36. Barcelona 2004. 

miércoles, 10 de octubre de 2012

por qué / porqué / porque / por que:




De forma esquemática queremos explicar los distintos tipos de escritura (unida o separada, con tilde o sin tilde) que se utilizan con esta secuencia que, a menudo, resulta problemática:

a) por qué:

Esta secuencia escrita en dos palabras corresponde a la combinación de la preposición por y el interrogativo qué utilizada tanto para introducir oraciones interrogativas directas como indirectas:

¿Por qué no me dijiste nada? / Le pregunté por qué no me dijo nada
Pero ¿por qué no vienes? / Lo que no entiendo es por qué no vienes
No pudo explicar por qué razón fue allí

Cuando la oración interrogativa es negativa sirve para preguntar la causa de algo y también para proponer o sugerir:

¿Por qué no vamos a cenar fuera?

También aparece esta secuencia en oraciones exclamativas no causales:

Casi entra el balón ¡por qué poco!


b) porqué:

La grafía porqué, en una sola palabra y con tilde, corresponde al sustantivo masculino que significa ‘causa, razón o motivo’. Se usa precedido de determinante (determinado o indeterminado) y tiene forma de plural:

Tú siempre has entendido el porqué de las cosas / los porqués de las cosas
Quiero una explicación, un porqué.


c) porque:

La grafía porque, escrita en una sola palabra y sin tilde, corresponde a la conjunción causal con la que se introducen las oraciones subordinadas que expresan la causa o motivo de lo expresado en la oración principal:

Me fui a casa porque estaba cansado
Me gusta el libro porque está bien escrito


d) por que:

Esta secuencia, escrita siempre en dos palabras (preposición + conjunción), se usa cuando dicha preposición por introduce un complemento exigido por la oración principal. Son, por lo tanto, conjunciones preposicionales que introducen una oración subordinada en lugar de un sustantivo:

Estar loco por algo / estar loco por que suceda algo.
Votar por algo / votar por que se haga algo

Está loca por que la entreviste a ella también
Voto por que vayamos al cine
El temor por que nos pase algo me invade
Daría la vida por que se repitiese este momento

* No hemos de confundir este por que con la causa de algo, en cuyo caso, se escribiría junto: está como loca porque tiene una entrevista.



martes, 2 de octubre de 2012

Origen de O.K.


En el Diccionario de anglicismos, de Ricardo J. Alfaro, se dice que «O.K.» significa estar bien o estar correcto.    
Varias explicaciones se han dado sobre su origen. Quizá la más difundida y la que primero hemos de descartar es que «O.K.» se empleaba con el significado de 0 Killed, es decir, cero muertos, durante la Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865) y, por lo tanto, su uso indicaba que no había bajas que lamentar y por extensión pasó a referirse a algo bueno y correcto.  
Hemos de descartar ese origen debido a que la expresión está documentada antes de la Guerra de Secesión. Sin embargo, la aparición exacta de «O.K.» es incierta.
Se dice que «O.K.» procede de All Correct, que significa exactamente: todo correcto.  
El escritor Néstor Luján en su libro Cuento de cuentos nos explica cómo el presidente de los Estados Unidos Andrew Jackson (1767-1845) lo usaba como abreviatura de All Correct, que él escribía Oll Korrect debido a su incultura y a su carácter impetuoso. En 1829 fue presidente de los Estados Unidos y su administración duró hasta 1837. 

Presentación



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