lunes, 12 de noviembre de 2012

El origen del entusiasmo


La etimología de las palabras nos revela aspectos fascinantes de su significado. 

Hoy conoceremos el origen del sustantivo entusiasmo en este breve apunte.

En el diccionario de la RAE comprobamos que proviene del latín tardío enthusiasmus y asimismo éste  del griego ἐνθουσιασμός. Si desgranamos un poco más, encontramos la preposición en y el sustantivo theós (dios).  Una traducción directa sería en Dios. Atendiendo a la literatura de la época, entusiasmo se refiere al sentimiento de posesión divina o rapto divino. El término entusiasmo designa un sentimiento propio de los poetas de la Grecia Clásica a quienes se consideraba poseídos por los dioses (o las musas). Su labor creadora producía estados de entrega completa a su obra,  un olvido total de sí mismos. Por lo tanto, se les consideraba entusiasmados, es decir, poseídos por los dioses.  Sobra recordar que en la Grecia Clásica el concepto dios no estaba limitado a un solo ente, sino que  tenía un significado más amplio, equivalente a lo enérgico o lo poderoso. Por lo tanto, el entusiasmo producía el don de la creación, la entrega absoluta. 

Esta acepción sigue manteniéndose en la actualidad, como vemos en las dos últimas entradas de la RAE. 

Entusiasmo: 

1. m. Exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive.
2. m. Adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño.
3. m. Furor o arrobamiento de las sibilas al dar sus oráculos.
4. m. Inspiración divina de los profetas.
5. m. Inspiración fogosa y arrebatada del escritor o del artista, y especialmente del poeta o del orador.

Así que ya saben  lectores, a entusiasmarnos. 



Fuentes: 

- Pabón S. de Urbina, J.M. (2004), Diccionario Manuel Griego Clásico-Español (18.a edición)
Editorial Vox.
- Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Consultado en http://www.rae.es/rae.html

Autora: G.A. 


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